Después de un fuerte enojo de King C. Gillette afilando su navaja para rasurarse, decidió buscar solución a su problema. Se le ocurrió diseñar una navaja que fuera desechable después de unos cuantos uso, por eso reunió a un grupo de ingenieros de una universidad, que al escuchar la idea creyeron que King C Gillette estaba loco.
King escucho sus instintos empresariales y el resto es historia según cuenta Al Ries.